Ya necesitamos 1 1/2 Planetas

el

planeta

La edición del Informe Planeta Vivo 2014 de WWF muestra la tremenda presión a la que la humanidad está sometiendo al planeta. Latinoamérica ha perdido el 83% de las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles en los últimos 40 años. Ese impacto en la vida silvestre es mayor que las pérdidas globales en el mismo periodo, que son de 52%.
En menos de ocho meses alcanzamos el Día del Exceso de la Tierra, cuando nuestra huella ecológica supera la capacidad del planeta para regenerarse
De mantener esta tendencia necesitaremos al menos 3 planetas para abastecernos en 2050.
GLAND, Suiza, 19 agosto.- La humanidad agotó hoy su presupuesto ecológico anual, segúngrafico los datos de Global Footprint Network, organización mundial socia de WWF. El Día del Exceso de la Tierra marca el momento en que nuestra huella ecológica supera la capacidad del planeta para regenerar lo que hemos consumido. Cada año la humanidad llega antes a esta fecha: en el año 2000 la alcanzó el 1 de octubre y este año el 19 de agosto.
“La naturaleza es la base de nuestro bienestar y prosperidad, pero estamos abusando de los recursos limitados de la Tierra”, advirtió Marco Lambertini, Director General de WWF internacional. “Si queremos construir un futuro para nuestros hijos, debemos conservar el capital natural que nos queda y administrar de forma sostenible sus recursos, nuestro único hogar, el planeta”, añadió.
A partir de la información sobre la Huella Ecológica, que mide la cantidad de recursos naturales del planeta que consumimos por país, el Día del Exceso de la Tierra es una oportunidad para tomar conciencia y adoptar medidas contra el consumo desmedido de los recursos naturales.
A finales de septiembre 2014, WWF lanzó el Informe Planeta Vivo 2014, la décima edición de la publicación bianual. El informe analiza la salud de la Tierra y el impacto de la actividad humana sobre sus recursos naturales.
En 1961, cuando se fundó WWF, la humanidad consumía tan solo dos tercios de los recursos naturales disponibles. En ese mismo año, la mayoría de los países todavía tenían saldo ecológico positivo, es decir, su huella ecológica era más pequeña y sostenible. Actualmente necesitamos un planeta y medio para abastecer las necesidades de consumo de la humanidad. Si mantenemos esta tendencia, requeriremos al menos tres planetas para abastecernos en 2050.
La superficie forestal es cada vez menor, los recursos naturales hídricos son cada vez más escasos, la calidad de la tierra se está degradando y la diversidad biológica se está minando. A la vez, la dependencia de los combustibles fósiles genera emisiones de C02 que el planeta es incapaz de absorber.
Si actuamos ahora podemos revertir esta tendencia. Todos tenemos un papel fundamental en la creación de un futuro dentro de los límites ecológicos. El cambio debe comenzar por modificar nuestros hábitos de consumo. Si elegimos consumir mariscos y pescados con el sello MSC y productos derivados de madera certificados (FSC) estaremos garantizando el origen sostenible de estos productos. También debemos apostar por un modelo basado en las energías renovables, para reducir el nivel de emisiones que contaminan el aire y están afectando a los bosques y océanos.
EL ÍNDICE PLANETA VIVO

Las poblaciones de vertebrados silvestres se han reducido a la mitad en los últimos 40 años.
El estado de la biodiversidad mundial está peor que nunca. El
Índice Planeta Vivo® (IPV), que mide las tendencias de miles de
poblaciones de especies de vertebrados, presenta una disminución
de 52 por ciento entre 1970 y 2010. Dicho de otra
manera, el número de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces
en todo el planeta es, en promedio, la mitad de lo que era hace 40
años. Esta es una disminución mucho mayor que las que se habían
reportado anteriormente, gracias a una nueva metodología que
busca ser más representativa de la biodiversidad global.
La biodiversidad se está reduciendo tanto en las regiones
templadas como en las tropicales, pero la disminución es mayor
en el trópico. Entre 1970 y 2010, se produjo una disminución de
32 por ciento en 6.569 poblaciones de las 1.606 especies en el IPV
templado. El IPV tropical muestra una reducción de 56 por ciento
en 3.811 poblaciones de 1.638 especies durante el mismo período.
América Latina presenta la disminución más dramática –una
caída de 83 por ciento. La pérdida de hábitats, y la degradación y
explotación debidas a la caza y la pesca, son las principales causas
de esta disminución. El cambio climático es la siguiente principal
amenaza común, y es probable que ejerza mayor presión sobre las
poblaciones en el futuro.

IPV Terrestre
LAS ESPECIES TERRESTRES
DISMINUYERON UN 39
POR CIENTO ENTRE 1970
Y 2010

Las especies terrestres disminuyeron un 39 por ciento entre 1970 y
2010, una tendencia que no presenta señas de disminuir. La pérdida
de hábitats para dar espacio al uso humano de la tierra
–especialmente para la agricultura, el desarrollo urbano y la
producción de energía– sigue siendo una gran amenaza, agravada por´la caza.

EL IPV DE LAS ESPECIES
DE AGUA DULCE PRESENTA
UNA DISMINUCIÓN
PROMEDIO DE 76 POR
CIENTO

El IPV de las especies de agua dulce presenta una disminución
promedio de 76 por ciento. Las principales amenazas a las especies
de agua dulce son la pérdida y fragmentación de sus hábitats, la
contaminación y las especies invasoras. Cambios en los niveles de agua y la conectividad del sistema acuático –por ejemplo mediante el riego y las represas hidroeléctricas– tienen un gran impacto en los hábitats de agua dulce.

IPV marino LAS ESPECIES MARINAS
DISMINUYERON UN 39
POR CIENTO ENTRE 1970
Y 2010

Las especies marinas disminuyeron un 39 por ciento entre 1970 y
2010. En el lapso entre 1970 y mediados de la década de los 80 se
experimentó la disminución más marcada, seguida por un período
de estabilidad antes de experimentar el siguiente período de notable
disminución. Los descensos más acentuados han sido en los trópicos y
en el Océano Antártico –entre las especies afectadas están las tortugas marinas, muchos tiburones y grandes aves marinas migratorias como el albatros viajero.

LA HUELLA ECOLÓGICA
Estamos usando más de lo
que la Tierra puede suministrar

Durante más de 40 años, la presión de la humanidad sobre
la naturaleza ha excedido lo que el Planeta puede reponer.
Necesitaríamos la capacidad regenerativa de 1,5 planetas Tierra
para brindar los servicios ecológicos que usamos cada año. El
“exceso ecológico” es posible –por ahora– porque podemos
talar árboles a mayor velocidad que el tiempo que requieren
para madurar, pescar más peces que los que los océanos pueden
reponer, o emitir más carbono a la atmósfera del que los bosques
y océanos pueden absorber. Las consecuencias son una reducción
de la cantidad de recursos y la acumulación de deshechos a tasas
mayores que las que se pueden absorber o reciclar. Tal es el caso de
las crecientes concentraciones de carbono en la atmósfera.
La Huella Ecológica suma todos los bienes y servicios
ecológicos que demanda la humanidad y que compiten por
el espacio. Incluye la tierra biológicamente productiva (o
biocapacidad) necesaria para los cultivos, las tierras de pastoreo
y las tierras urbanizadas; zonas pesqueras y bosques productivos.
También incluye el área de bosque requerida para absorber las
emisiones adicionales de dióxido de carbono que los océanos no
pueden absorber. Tanto la biocapacidad como la Huella Ecológica
se expresan en una misma unidad: hectáreas globales (hag).
El carbono emitido en la quema de combustibles fósiles
ha sido el componente dominante de la Huella Ecológica de la
humanidad durante más de medio siglo, y continúa aumentando.
En 1961, el carbono representaba el 36 por ciento de nuestra Huella
Ecológica total; en 2010 alcanzó el 53 por ciento.

Los avances tecnológicos, los insumos agrícolas y el
riego han disparado los rendimientos promedio por hectárea
de las zonas productivas, especialmente de las tierras agrícolas,
aumentando la biocapacidad total del Planeta de 9.900 a
12.000 millones de hectáreas globales (hag), entre 1961 y
2010. Sin embargo, durante el mismo período, la población
humana mundial aumentó de 3.100 millones a casi 7.000
millones, reduciendo la biocapacidad per cápita disponible de
3,2 hag a 1,7 hag. Entretanto, la Huella Ecológica per cápita
aumentó de 2,5 a 2,7 hag per cápita. De tal manera que aunque
la biocapacidad ha aumentado globalmente, hay menos para
repartir. Ante la proyección de que la población mundial
alcanzará los 9.600 millones en 2050 y los 11.000 millones en
2100, la biocapacidad disponible para cada uno de nosotros
se reducirá aún más –y será un reto cada vez mayor mantener
los aumentos de biocapacidad ante la degradación del suelo, la
escasez de agua dulce y el aumento en los costos de la energía.
En 2010, la Huella Ecológica global fue
18.100 millones de hag , es decir, 2,6 hag
per cápita . La biocapacidad total de la
Tierra fue 12.000 millones de hag ,
es decir, 1,7 hag per cápita

El tamaño y la composición de la Huella Ecológica per cápita de
cada país están determinados por los bienes y servicios usados
por una persona promedio en ese país, y la eficiencia con la que
los recursos –incluyendo los combustibles fósiles– se usan para
proveer estos bienes y servicios. No es sorprendente entonces
que la mayoría de los 25 países con las Huellas Ecológicas
per cápita más grandes, sean aquellos de ingresos altos; en
prácticamente todos estos países, el carbono fue el componente
mayor de su Huella.
Las contribuciones al exceso ecológico global varían entre
naciones. Por ejemplo, si todas las personas del Planeta tuviesen
la Huella promedio de un residente de Qatar, necesitaríamos
4,8 planetas. Si tuviéramos el estilo de vida de un residente
típico de los Estados Unidos, necesitaríamos 3,9 planetas. La
cifra para un residente típico de Eslovaquia o Corea del Sur sería
2 o 2,5 planetas, respectivamente, mientras que un residente
típico de Sudáfrica o Argentina necesitaría 1,4 o 1,5 planetas,
respectivamente.
A escala nacional , la Huella de carbono
representa más de la mitad de la Huella
Ecológica de 25 por ciento de los países a
los que se les hizo seguimiento

DEMANDAS DESIGUALES,
CONSECUENCIAS DESIGUALES

Los países de bajos ingresos tienen
la Huella más pequeña, pero sufren
las mayores pérdidas de ecosistemas
Durante más de medio siglo, la mayoría de los países de
ingresos altos han mantenido Huellas per cápita mayores que la
biocapacidad disponible per cápita, dependiendo principalmente
de la biocapacidad de otros países para sostener sus estilos de vida.
Las personas en los países de ingresos medios y bajos han visto
poco incremento en sus Huellas per cápita, ya relativamente bajas.

NECESIDADES LOCALES

Al comparar las tendencias en el IPV de países con
diferentes niveles de ingreso promedio, se observan grandes
diferencias. Mientras que los países de ingresos altos parecen
presentar un aumento (10 por ciento) en la biodiversidad,
los países de ingresos medios presentan una disminución (18
por ciento), y los países de bajos ingresos, una disminución
dramática y evidente (58 por ciento). Sin embargo, estas cifras
enmascaran una pérdida de biodiversidad a gran escala antes
de 1970 en Europa, Norte América y Australia. Reflejan también
la manera en la que los países de altos ingresos importan sus
recursos –en la realidad exportando la pérdida de biodiversidad
y su impacto a países de menores ingresos.
Las tendencias de los países de bajos
ingresos siguen siendo catastróficas ,
tanto para la biodiversidad como
para las personas

LA RUTA HACIA EL
DESARROLLO SOSTENIBLE

Hasta ahora ningún país ha logrado un alto
nivel de desarrollo humano con una Huella
globalmente sostenible –pero algunos
avanzan en la dirección correcta
Para que un país logre el desarrollo sostenible en el contexto
global, debe tener una Huella Ecológica per cápita no mayor que
la biocapacidad per cápita disponible en el Planeta, al tiempo que
mantiene un estándar de vida adecuado. Esto quiere decir una Huella
per cápita inferior a 1,7 hag –lo máximo que se podría replicar a nivel
mundial sin terminar en exceso global. Lo anterior se podría definir
como un valor de 0,71 o mayor de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad (IDH-D) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Actualmente, ningún país cumple con estos dos criterios.
Sin embargo, algunos países avanzan en la dirección
correcta. La ruta de la progresión necesaria varía entre países.
Algunos países han aumentado
significativamente su desarrollo humano al tiempo que
incrementan muy poco su Huella, mientras que otros han
reducido su Huella al tiempo que mantienen altos niveles de
desarrollo.
El desarrollo humano elevado en los
países de ingresos altos se ha logrado
a expensas de una Huella Ecológica
grande. Escindir e invertir esta relación
es un reto global clave

LÍMITES PLANETARIOS

Definir los límites seguros para la vida en la Tierra
A través de la información disponible y de diversos indicadores,
estamos ahondando y ampliando la comprensión sobre nuestro
planeta vivo, al disponer de una visión global, así como de una
visión centrada en regiones, temas o especies concretas. Los
humanos se han beneficiado inmensamente de las condiciones
ambientales extraordinariamente predecibles y estables de
los últimos 10.000 años –el período geológico conocido como
el Holoceno, que permitió que los asentamientos humanos
evolucionaran y finalmente se desarrollaran en las sociedades
modernas contemporáneas. Pero el mundo ha entrado en un período
nuevo –el “Antropoceno”– en el cual las actividades humanas son el
mayor factor de cambio a escala planetaria. Considerando el ritmo y
la escala del cambio, ya no podemos seguir excluyendo la posibilidad
de llegar a puntos críticos que podrían alterar –de manera abrupta e
irreversible– las condiciones de vida en la Tierra.

El marco de los límites planetarios identifica los procesos
ambientales que regulan la estabilidad del Planeta. Con base en la
mejor ciencia disponible, intenta definir los límites seguros de cada
proceso. Más allá de estos límites, entramos en una zona peligrosa
donde es probable que se presenten cambios negativos abruptos.
Aunque es imposible determinar con certeza los puntos de
inflexión exactos, parece que ya se han transgredido tres límites
planetarios: la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y el
cambio en el ciclo de nitrógeno, con efectos ya visibles en el bienestar
de la humanidad y en nuestra demanda de alimentos, agua y energía.
El concepto de límites planetarios sugiere que la existencia del
mundo como lo conocemos, y del cual nos hemos beneficiado durante el Holoceno, ahora depende de nuestras acciones como custodios planetarios.

DESTELLOS
PROMISORIOS ~
La generación de energía no tiene que ser dañina con el
medio ambiente. Este soldador trabaja en un proyecto
hidroeléctrico de la comunidad en Mutwanga, República
Democrática del Congo, el cual depende del agua del Parque
Nacional Virunga. El proyecto, establecido por la Autoridad
de Vida Salvaje del Congo, proporcionará electricidad
a 25.000 personas. También suministrará energía a
colegios, un hospital y un orfelinato; igualmente generará
oportunidades de empleo y negocios. Paralelamente, las
comunidades locales tendrán un mayor incentivo para
cuidar los bosques y los humedales del parque, los cuales
garantizan el suministro de agua. A diferencia de muchos
desarrollos hidroeléctricos, inapropiados y mal planeados,
en todo el mundo, el impacto de este proyecto en el
ecosistema será mínimo.
Alrededor del mundo, los proyectos como este demuestran
que el desarrollo y la conservación pueden ir de la mano, y
que la protección del capital natural puede conducir a un
progreso genuino en lo social y lo económico.El lago quedaba en el centro de las actividades de Soco International PLC, con sede en el Reino Unido, ensu búsqueda de pozos petroleros. A principios de este año,la compañía aceptó retirarse del Parque Nacional Virunga,
después de una campaña internacional liderada por WWF.
Pocos países son más ricos en biocapacidad y recursos
naturales que la República Democrática del Congo. Sin
embargo, sus habitantes tienen una de las Huellas Ecológicas
más bajas del Planeta, y el país figura entre los últimos en el
Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad
(IDH-D) del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
La extracción de petróleo en Virunga, para ayudar a
alimentar los estilos de vida insostenibles de los países de
ingresos más altos, podría representar ganancias a corto
plazo para unos pocos. Pero es improbable que fomente el
verdadero desarrollo: en el Delta del Niger, los indicadores
de pobreza y desigualdad se han empeorado desde el
descubrimiento de petróleo en la zona. En el largo plazo, la
única manera de que los congoleses suplan sus necesidades y
mejoren sus perspectivas es a través del manejo sostenible y
el uso inteligente del capital natural del país.nservación.
Los gorilas de montaña están entre las 218 especies
de mamíferos encontrados en Virunga, junto con 706
especies de aves, 109 especies de reptiles, 78 especies
de anfibios y más de 2.000 especies de plantas. Pero se
han hecho concesiones petroleras en el 85 por ciento del
parque, poniendo en riesgo el futuro a largo plazo de estas
poblaciones. Las perforaciones en busca de petróleo pueden
degradar hábitats, haciendo que el parque pierda su estatus
de protección y deje de figurar como Sitio Patrimonio
de la Humanidad, lo cual aumentaría cada vez más la
vulnerabilidad de su vida silvestre.
A escala global, la pérdida y degradación de hábitats, la
caza y el cambio climático son las principales amenazas a la
biodiversidad mundial. Desde 1970, han contribuido a una
disminución del 52 por ciento en el Índice Planeta Vivo®
–es decir, que la cantidad de mamíferos, aves, reptiles,
anfibios y peces con los cuales compartimos el planeta, se ha
reducido a la mitad.

POR QUÉ DEBE IMPORTARNOS
Los cambios ambientales nos afectan a todos
Para muchos, vale la pena proteger por sí mismos al planeta Tierra y
el frágil tejido de la vida del cual todos formamos parte. Un sentido
de asombro y profundo respeto por la naturaleza está arraigado
en muchas culturas y religiones. Instintivamente, las personas se
relacionan con el bien conocido proverbio: No hemos heredado
la Tierra de nuestros ancestros; la hemos tomado prestada de
nuestros hijos. Sin embargo no hemos resultado ser buenos custodios
de nuestro único planeta. La manera en que actualmente suplimos
nuestras necesidades está comprometiendo la capacidad de futuras
generaciones de suplir las suyas propias –exactamente lo opuesto del
desarrollo sostenible.
El bienestar y la prosperidad de la humanidad –de hecho,
nuestra propia existencia– depende de la salud de los ecosistemas
y de los servicios que nos proporcionan, desde el agua potable y un
clima habitable, hasta los alimentos, los combustibles, las fibras
y los suelos fértiles. Se han logrado avances en años recientes
para cuantificar el valor económico de este capital natural y los
dividendos que de allí fluyen. Estas valoraciones argumentan la
necesidad de conservar la naturaleza y vivir de manera sostenible
desde el punto de vista económico –aunque cualquier valoración
de los servicios ecosistémicos es una “subestimación crasa del
infinito”, puesto que sin ellos no podría haber vida sobre la Tierra.

ALIMENTOS, AGUA Y ENERGÍA
Nuestras demandas están
vinculadas a la salud de la biosfera
Ante la predicción de que, en 2050, la población humana se habrá
incrementado en 2.000 millones, el reto de proporcionar la cantidad
de alimento, agua y energía que necesitan todos es una perspectiva
desalentadora. Actualmente, casi mil millones de personas pasan
hambre, 768 millones viven sin agua potable y 1.400 millones no
tienen acceso a un suministro confiable de electricidad. El cambio
climático y el agotamiento de los ecosistemas y los recursos naturales
exacerbarán la situación. Mientras que los más pobres del mundo
seguirán siendo los más vulnerables, el tema de la seguridad de
alimentos, agua y energía nos afecta a todos.
La seguridad de alimentos, agua y energía y la salud del
ecosistema están íntimamente relacionadas. Esta interdependencia
quiere decir que los esfuerzos para garantizar un aspecto pueden
fácilmente desestabilizar el otro –por ejemplo, los intentos de
incrementar la productividad agrícola pueden conllevar mayor
demanda de insumos como el agua y la energía, e impactar la
biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
La manera en que suplimos nuestras demandas afecta la
salud de los ecosistemas, y la salud de los ecosistemas afecta la
habilidad de suplir estas demandas. Esto es igualmente relevante
para las comunidades rurales más pobres –que a menudo dependen
directamente de la naturaleza para conseguir sus medios de
sustento– como para las grandes ciudades del mundo, las cuales
están cada vez más vulnerables ante amenazas como la inundación y
la contaminación como resultado de la degradación ambiental.
Proteger la naturaleza y usar sus recursos de manera
responsable son prerrequisitos para el desarrollo y el bienestar de la
humanidad, y para construir comunidades resilientes y saludables.
Actualmente, casi mil millones de
personas pasan hambre, 768 millones
viven sin agua potable y 1.400 millones
no tienen acceso a un suministro
confiable de electricidad

SOLUCIONES DESDE LA
PERSPECTIVA DE “UN PLANETA”
Se pueden tomar mejores decisiones
y sí existen soluciones prácticas
La perspectiva de “un Planeta” de WWF describe las mejores opciones
para manejar, usar y compartir los recursos naturales dentro de las
limitaciones del Planeta –de tal manera que se garantice la seguridad
de alimentos, agua y energía para todos.
Preservar el capital natural
Restaurar los ecosistemas dañados, detener
la pérdida de hábitats prioritarios, expandir
significativamente las áreas protegidas.
Producir mejor
Reducir insumos y desperdicios, manejar
los recursos de manera sostenible, escalar
producción de energía renovable.
Consumir de manera más inteligente
Adoptar estilos de vida de bajo impacto en la huella
ecológica y patrones de consumo de alimentos más
saludables, usar energía sostenible.
Reorientar los flujos financieros
Valorar la naturaleza y los costos ambientales y
sociales, apoyar y recompensar la conservación,
manejar los recursos de manera sostenible e
innovadora.
Gobernanza equitativa de recursos
Compartir los recursos disponibles, tomar
decisiones justas y ecológicamente informadas,
medir el éxito más allá del PIB.

EL CAMINO POR RECORRER
Los mismos indicadores que nos
muestran dónde nos hemos equivocado,
nos pueden señalar una mejor ruta
No hay nada inevitable respecto al descenso continuado del IPV, o al
crecimiento de nuestro exceso ecológico. Son la suma de millones de
decisiones, tomadas con poca o ninguna consideración sobre la importancia de proteger nuestro mundo natural. Mala gobernanza a escalas local, nacionale internacional. Políticas con enfoques miopes respecto al crecimiento económico e intereses mezquinos. Modelos de negocio enfocados en ganancias a corto plazo que no logran tener en cuenta los factores externos y los costos a largo plazo. Maneras ineficientes, pasadas de moda e innecesariamente
destructivas de generar y usar la energía, pescar, cultivar alimentos, y
transportar bienes y personas. Estrategias desesperadas para ganarse losmedios de vida. Consumo excesivo que brinda felicidad o hace más saludables a muy pocos.
En cada caso, existe una mejor opción. No será fácil cambiar el curso yencontrar rutas alternativas. Pero se puede lograr.
En la conferencia de 2012 de Río+20, los Gobiernos del mundo
afirmaron su compromiso con “un futuro económico, social y ambientalmente sostenible para nuestro planeta y para las generaciones presentes y futuras”.
Esa es “Nuestra Visión Común”, el lugar que debemos buscar. Se puede ubicar en el cuadrante de desarrollo global sostenible –el territorio actualmente
desocupado en donde todos podrían gozar un alto nivel de desarrollo humanocon una Huella Ecológica dentro de la biocapacidad global .
En esencia, este es el mismo espacio concebido en el “donut” de Oxfam –el“espacio seguro y justo para funcionar” que se mantiene dentro de los límites planetarios al tiempo que garantiza que todas las personas logren niveles aceptables de salud y bienestar, y tengan oportunidades ).
La Perspectiva de Un Planeta de WWF nos da una idea de cómo lo podríamos lograr, mediante una serie de decisiones prácticas.
Necesitamos desviar la inversión lejos de las causas de los problemas
ambientales y hacia las soluciones. Para tomar decisiones justas, de largoalcance y ecológicamente informadas sobre cómo podemos manejar los recursos que compartimos. Para preservar lo que queda del capital natural, protegiendo y restaurando nuestros ecosistemas y hábitats importantes. Para producir y consumir de manera más inteligente.
Sabemos dónde queremos estar
Sabemos cómo llegar allí
Es tiempo de ponernos en marcha

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