A las Maldivas se las traga el mar: ¿comprar tierra extranjera o construir islas artificiales?

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Situada en pleno Océano Índico, la República de las Maldivas, con el 80% de la superficie de sus cerca de 1.200 islas (306 de ellas habitadas) a sólo un metro sobre el nivel del mar, es el canario en la mina de carbón para el cambio climático. Así lo expresa en un amplio reportaje, publicado en The Times, Mohamed Nasheed, el escritor, antiguo preso político, que se convirtió en Presidente del país en octubre pasado. La subida del nivel del mar amenaza la supervivencia de los 386.000 habitantes del archipiélago. Soluciones como comprar tierra en países vecinos, o construir plataformas sobre las islas que el mar se va tragando, están a la orden del día.

Ya nos habíamos extendido acerca de la insostenible gestión de los residuos en este paraíso turístico, pero aún no habíamos examinado con detalle la dramática amenaza que el cambio climático y la subida del nivel del mar supone para este pequeño país. Y es que más que amenaza, es ya una realidad: en 1998, por ejemplo, cambios en las corrientes relacionados con el fenómeno de El Niño provocaron el calentamiento de más de un grado de temperatura en las aguas del archipiélago, lo que mató entre el 70% y el 90% de la barrera de coral alrededor de sus 26 atolones. Ello aumentó la erosión sobre las costas maldivas y las dejó más expuestas que nunca a los elementos.

El tsunami de 2004 inundó la isla dejando 82 muertos, 15.000 desplazados y la infraestructura del país hecha trizas. El Presidente en ese momento, Maumoon Abdul Gayoom, reaccionó construyendo en tres años cerca de 40 puertos artificiales adicionales por todo el país. Las corrientes alrededor de las islas cambiaron y, de nuevo, la erosión costera aumentó. Hoy, las olas llegan a los pies de casas que hace sólo dos años distaban 50 metros de la playa. A menudo se inundan por las mareas o cuando hay un poco de oleaje.

Según las estimaciones científicas, el nivel del mar subiría a nivel planetario hasta 60 centímetros para el fin del presente siglo como consecuencia del calentamiento global y el deshielo de los Polos. Ello convertiría en inhabitable gran parte de las Maldivas. Pero el tema es que sólo con una elevación de 10 centímetros, la cosa ya sería catastrófica de por sí: la barrera coralina perdería su capacidad de contención de las olas aumentando la erosión de la costa, y con bastante probabilidad ello salinizaría los acuíferos de agua dulce matando la vegetación y entregando el país, más si cabe, a la acción erosionadora de los elementos.

Hay otras evidencias del cambio: la guía climática de vientos y mareas que ha regido la vida y el trabajo de los pescadores de las Maldivas desde hace milenios, la “Nayik”, que se ha venido pasando de padres a hijos por generaciones, se muestra cada día más incierta, menos predecible.

Entre las opciones que el ejecutivo del nuevo presidente barajan, hay la de comprar tierra en Australia, o en el estado indio de Kerala, para evacuar ahí a toda la población en caso de que las islas queden anegadas. Para ello, Mohamed Nasheed destina parte de los ingresos que el turismo genera para hacer frente a una compra de este tipo en el futuro. Confía en que las naciones industrializadas, responsables principales del cambio climático, ayuden cuando llegue el momento a asumir una transacción tan límite, tan desesperada, como cara. También potencialmente conflictiva.

Otra opción que se tiene en cuenta es la construcción de “altillos” sobre las islas que se vayan inundando, ganándole al océano unos metros, unas décadas. Reciben por nombre “islas de contingencia”… Es una opción que muchos habitantes prefieren, pues no ven claro irse miles de km de distancia a una tierra que, aunque la compren, nunca les pertenecerá realmente. Pero para el Presidente, tener la opción de tierra firme sería disponer de una especie de “ancla nacional”…

Maldivas no es el único país amenazado por la subida del nivel del mar. Y por ello es probable que este tipo de iniciativas que pueden parecer arriesgadas o inviables, también tengan que ser asumidas algún día por otros países. Vastísimas zonas de países mucho más poblados como Bangladesh, China, Vietnam e incluso Egipto, podrían también verse también inundadas en el futuro. Sólo en Bangladesh, se dice que el 17% de su superficie podría estar bajo el mar en sólo 40 años, lo que convertiría a 20 millones de personas en refugiados climáticos.

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